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¿Suena cursi hablar del amor como fuerza motivadora cuando nos referimos a las organizaciones?

Actualizado: 10 feb 2023

La pasada semana, en un diálogo con el Director de un importante Estudio de nuestro medio, intercambiamos sobre cuáles pueden ser los principales motivadores que nos mueven a actuar y si es posible hablar del amor como fuerza impulsora para lograr transformaciones o si sería rechazado por cursi o ridículo.


¿Pero acaso no podemos verlo como todo lo contrario?


Es verdad que la palabra amor tiene una connotación y una carga emocional que nos puede hacer un poco de ruido cuando hablamos de organizaciones. De todas formas, esperamos que nuestro enfoque sea útil para aportar a la reflexión a partir de nuestra experiencia.


Para nosotros hay dos motivadores o fuerzas básicas que nos impulsan, que son el miedo (negativa) y el amor (positiva).


De acuerdo a nuestra observación, el amor aparece como un impulsor poderoso, incluso más que el miedo, resultando más efectivo sobre todo a largo plazo.

Nos pone en un modo que podemos llamar "expansivo", mientras que el miedo nos lleva a un estado "constrictivo".

Es cierto que el miedo es muy efectivo a corto plazo, pero nos va destruyendo y opera fijando la conducta para evitar esas situaciones.

En cambio, cuando somos impulsados por el amor nos sentiremos bien, en consecuencia, buscaremos repetir estas experiencias.


Mi padre siempre decía "no solo hay que hacer lo que se ama, sino que también hay que amar lo que se hace".



Encuentro profundos puntos de contacto entre esta máxima legada por vía familiar con el artículo de la psicóloga y docente de la Escuela de Negocios de Harvard, Teresa M. Amabile, denominado “Motivando la creatividad en las organizaciones: sobre hacer lo que amas y amar lo que haces”. Ella propone que:


Mantener la propia creatividad en el trabajo depende de mantener la motivación intrínseca de las personas. Esto significa dos cosas: debes hacer lo que amas, y debes amar lo que haces. La primera es una cuestión de encontrar un trabajo que coincida bien con tu experiencia, tus habilidades de pensamiento creativo y tus motivaciones intrínsecas más fuertes. La segunda es una cuestión de encontrar un ambiente de trabajo que te permita retener ese enfoque motivacional intrínseco, mientras apoya tu exploración de nuevas ideas.

Resulta claro que siempre van a existir las dos fuerzas impulsoras.

No estamos diciendo que lo ideal es trabajar únicamente con el amor como motivador. Pero puede traernos muchos beneficios enfocarse más en esta fuerza positiva.


Algunos de ellos son: mejora el clima laboral al existir mayor confianza, mejora la comunicación y el trabajo es más colaborativo (aumenta la productividad), disminuyen los problemas de estrés (ausentismos) y aumenta la retención del talento. También aumenta el compromiso, así como la creatividad e innovación.


En organizaciones que se basan principalmente en el miedo como impulsor se tienen los siguientes problemas: desconfianza, no hay colaboración en los equipos, alta rotación del personal, estrés excesivo, falta de compromiso, poca creatividad e innovación.


Amabile (1997) agrega:


Los gerentes que aprendan estas lecciones contratarán a personas que ya tienen esa chispa de pasión por su trabajo (así como las habilidades y la experiencia necesarias), pero también alimentarán esa chispa creando un ambiente de trabajo que minimice los obstáculos y fomente los estímulos a la creatividad. Sólo entonces sus organizaciones estarán preparadas para liderar a través de la innovación.

Es importante resaltar que podemos aprender a amar nuestro trabajo, si encontramos significado y satisfacción al realizarlo. Por lo tanto, las organizaciones tienen un papel fundamental en la construcción de esta nueva realidad.


Algunas acciones que van en la dirección del cambio que proponemos podrían ser: dar reconocimiento a la personas, fomentar la escucha y la participación, actuar con respeto y amabilidad, habilitar espacios de innovación, premiar, hacer capacitación adecuada, promover la comunicación, trasmitir un sentido de propósito.


Quizás la falta de estos contextos sea la razón por la cual las nuevas generaciones cambian tanto de trabajo.


¿Será que las cosas que valoran a la hora de elegir un lugar para trabajar y quedarse en él se pueden conseguir liderando desde el amor?


Referencias bibliográficas:

Amabile, T. Motivating Creativity in Organizations: on doing what you love and loving what you do. California management review Vol 40, N° 1, 1997, https://doi.org/10.2307/41165921




 
 
 

1 comentario

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Invitado
12 feb 2023
Muy interesante y "valiente" traer el tema del amor como motor de la motivacion en organizaciones. Coincido en que esta palabrita, muchas veces parece cursi y no nos animamos a usarla por temor al ridiculo, pero creo que no reconocer su importancia en cualquier ambito humano es un error de base si se quiere lograr que los propositos personales en el ambito laboral, puedan alinearse con el proposito de la organizacion. Gran desafio es lograr herramientas que ayuden a vencer esta barrera que reconozco que existe en muchas organizaciones, donde quizas lo que esté faltando sea ese pequeño detalle: amor por lo que se hace.
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