El cielo es el límite
- Julián Eduardo Malcón

- 2 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 feb 2023
Nuestro presente es el resultado de múltiples factores que han interactuado a lo largo de nuestra vida y que nos han traído hasta aquí y ahora.
Pero no ha sido todo consecuencia del azar.
Hemos recorrido un sendero que ha estado marcado por situaciones o eventos ocurridos y por decisiones.
Situaciones como dónde nacimos, quiénes fueron nuestros padres, nuestra genética, dónde vivimos, con quiénes crecimos.
Eventos como una mudanza originada en el cambio de trabajo de nuestros padres o un ofrecimiento de una beca inesperada para estudiar en un determinado instituto.
Y múltiples bifurcaciones en el camino en que era necesario tomar una definición.
De niños pequeños, esas decisiones las tomaban quienes eran responsables de nuestro cuidado. Por ejemplo, a qué escuela ir, cómo vestirnos, con quienes no debíamos juntarnos.
Al ir creciendo, comenzamos a tener más autoridad sobre nosotros mismos y empezamos a tomar decisiones. Por ejemplo, qué quiero estudiar, de quiénes quiero ser amigo o amiga, a quién elijo como pareja.
Incluso en el tema de cuál fue nuestro primer trabajo, a pesar de que haya sido accidental, hubo una componente de elección personal.
El devenir de la vida ha hecho que muchas decisiones las comenzáramos a tomar en equipo con nuestra pareja, y después con nuestra familia. Cuántos hijos tener, a qué escuela enviarlos, a dónde mudarnos, es oportuno cambiar de auto, a dónde vamos de vacaciones. Y así con tantas otras cosas.

Y siempre mantuvimos la responsabilidad de decidir cosas importantes de nuestra vida, aún en la intimidad de cada uno.
Es decir que, aunque hiciéramos un recorrido retrospectivo de nuestra vida y pudiéramos recordar momentos como si fueran puntos conectados en forma de una línea, en realidad fueron una cadena de decisiones ante múltiples bifurcaciones en que seguimos por una vía y dejamos las otras atrás.
Tomar conciencia de esto nos permite entender que hoy estamos nuevamente en una bifurcación en el camino. Que se abre en el presente un cono de múltiples futuros posibles. ¿Qué camino tomar?
Esto dependerá de a dónde queremos llegar, de qué queremos lograr o en qué nos queremos convertir.
Para realizar las elecciones adecuadas de aquí en más, debemos clarificar nuestra visión del futuro que queremos construir.
Indudablemente, el futuro no es solamente resultado de mis elecciones. Porque los demás también toman decisiones que inciden. Dependiendo del poder de influencia de los diferentes actores y de cómo se conjugan en el contexto local, regional y mundial, los futuros posibles pueden depender más de factores que están fuera de mi ámbito de control que de lo que yo puedo hacer. Situaciones como el cambio climático, guerras, desarrollo del conocimiento, evolución de la tecnología y tantas otras cosas que son consecuencia de la interacción de múltiples sistemas, me exceden.
Sin embargo, podemos afirmar dos cosas, que nos parecen muy importantes.
La primera, que si uno no definiera lo que quiere lograr y se pusiera a trabajar con ahínco para conseguirlo, será arrastrado por el efecto de las decisiones de los demás, como un barquito que sin timón ni ancla es llevado por la marea y el viento.
Si bien es cierto que en la mayoría de los casos no podremos construir todo el futuro, sí podemos construir el nuestro o, al menos, estar más cerca de edificarlo.
Para esto es necesario mantener el rumbo de nuestras decisiones, visionando constantemente lo que queremos conseguir y tomando acciones para evitar otros futuros no deseados, tanto como sea posible,
La segunda, es que aunque pudiera sobrevenir una situación que por su peso fuere capaz de barrer nuestro plan, existe una cuestión ética que es trascendente.
Para que nuestra vida tenga un sentido superior, debemos luchar por nuestros valores y ser fieles a nuestra idea del futuro a crear.
Esto permitirá una capacidad de resiliencia para que, incluso en la eventualidad de tener que cambiar nuestro plan, tengamos la entereza moral y la satisfacción interior de haber hecho nuestro mejor esfuerzo,
Adaptarnos a nuevas situaciones es parte de nuestro crecimiento y de la peripecia de nuestra evolución. Y nuevamente estaremos tomando decisiones para, a partir de ese nuevo comienzo, volver a visionar un futuro elegido como meta y definir una estrategia para alcanzarlo.

Ahora, esto que planteamos a nivel personal, pensémoslo a nivel de su organización.
Parecería que todo lo dicho es perfectamente válido.
Entonces:
¿Le gustaría adquirir esta capacidad para visionar el futuro deseado, anticiparse con una estrategia de acciones articuladas para su construcción y desarrollar las fortalezas internas para poder adaptarse al devenir de un mundo dinámico y complejo como el actual?
A quienes somos parte de Dextra | Ingeniería e Innovación Organizacional, nos encantaría poder acompañarlo en esa construcción.
¡Consúltenos!




Comentarios